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19 diciembre 2024

OCIM continúa fiel a su compromiso de regenerar la selva amazónica en Perú con el proyecto Tarapoto

Esta segunda operación, dirigida por Reforest’Action junto con actores locales, tiene como objetivo facilitar la regeneración natural y salvaguardar la biodiversidad de los ecosistemas forestales locales, contribuyendo al mismo tiempo al desarrollo económico de la región amazónica.

El programa Tarapoto nació de una observación: originalmente cubierta por bosques tropicales y humedales, la región del Alto Amazonas sufre un proceso de deforestación masiva. Esto se debe a la rápida expansión de los programas agrícolas para cultivar café, cacao, plátanos y mandioca, así como a la construcción de infraestructuras viarias y a la tala ilegal. La consiguiente pérdida de ecosistemas naturales provoca a su vez cambios en la estación de lluvias y sequías prolongadas, que afectan principalmente a las etnias shawi, awajún y quechua. Para invertir esta tendencia, Reforest’Action inició en 2015 el programa Tarapoto en tres regiones del noreste de Perú (San Martín, Loreto y Ucayali). El proyecto se centró inicialmente en el desarrollo de la agrosilvicultura antes de centrarse más específicamente en la regeneración natural de las especies autóctonas con el fin de restaurar y conservar la selva amazónica. Para apoyar esta nueva etapa, OCIM decidió implicarse junto a Reforest’Action en este programa esencial para la selva amazónica peruana.

 De la producción vegetal a la vigilancia junto a las comunidades locales

El proyecto de Tarapoto cuenta con el apoyo del Centro Urku, que desde 2004 desarrolla la biodiversidad amazónica y sensibiliza a las comunidades locales. Formada por un equipo multidisciplinar que combina conocimientos tradicionales y científicos sobre la biodiversidad y la cultura amazónicas, esta organización se encarga de la producción de plantones en varios viveros, así como de la logística de las plantaciones realizadas con fondos de Reforest’Action. El equipo del Centro suministra los plantones a los agricultores, que los plantan en sus propias tierras o directamente en la selva amazónica, utilizando sus conocimientos ancestrales sobre las combinaciones de especies. Después, la buena salud y el seguimiento de los árboles plantados se garantizan junto a las cooperativas locales.

El programa tiene dos objetivos complementarios, empezando por la regeneración natural de la Amazonia. El Centro Urku trabaja con el pueblo shiwa para luchar contra la deforestación y restaurar los ecosistemas degradados con el fin de disuadir a las familias de agricultores de dañar el bosque con sus prácticas agrícolas convencionales. Se sensibiliza a los beneficiarios sobre la importancia de la cubierta forestal y se ayuda a proteger sus parcelas, en particular mediante medidas preventivas contra las plagas y los incendios. Una gran variedad de especies endémicas están protegidas gracias a este fomento de la regeneración natural, lo que contribuye a la conservación de la biodiversidad vegetal de la Amazonia y a la preservación de las especies animales amenazadas. Las actividades del Centro Urku también incluyen el rescate, la rehabilitación y la reintegración de animales salvajes capturados para el comercio ilegal. Desde 2006, más de mil animales pertenecientes a 61 especies diferentes han sido rescatados gracias a estas acciones.

El segundo objetivo es desarrollar alternativas económicas sostenibles. Para convencer a los productores de los beneficios económicos de la conservación de la cubierta forestal, el Centro Urku está sensibilizando y animando a la población local a desarrollar actividades generadoras de ingresos a largo plazo y a revitalizar las técnicas ancestrales de la Amazonia peruana aprovechando los servicios ecosistémicos que proporcionan los árboles. Ya se han puesto en marcha varias iniciativas en este sentido, como el desarrollo de la apicultura, la venta de limones procedentes de la agrosilvicultura, la fabricación de cosméticos a base de aceites esenciales y la producción de chocolate y destilado de cacao.

Un proyecto con un impacto multidimensional

La envergadura del programa de Tarapoto tendrá repercusiones a cuatro niveles.

  • Impacto climático: la regeneración natural de la selva amazónica aumenta o preserva la capacidad de almacenamiento de carbono de la biomasa aérea y subterránea.
  • Impacto en la biodiversidad: la regeneración natural de las parcelas de bosque contribuye a desarrollar la biodiversidad vegetal y animal que se ha visto mermada en la Alta Amazonia. En concreto, mariposas, monos, ranas y tortugas volverán a encontrar refugio en estos ecosistemas, mientras que los microorganismos, la flora y la fauna ayudarán a restaurar una red ecológica en la región amazónica.
  • Impacto sobre el clima, el suelo y el agua: Los árboles plantados restauran la fertilidad del suelo y evitan la erosión. Protegen la tierra de los fenómenos meteorológicos extremos, retienen el agua de lluvia en la superficie del suelo y la filtran antes de que penetre en la capa freática. La cubierta forestal también regula el ciclo del agua y contribuye a preservar los recursos hídricos del planeta.
  • Impacto en las comunidades: los árboles recuperados permiten a las familias beneficiarias cosechar los frutos, mejorando así su seguridad alimentaria u obteniendo ingresos adicionales mediante el desarrollo de actividades económicas sostenibles.

Tres objetivos de desarrollo sostenible

Estos impactos permiten al programa Tarapoto contribuir directamente a la consecución de tres de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) definidos por las Naciones Unidas para lograr un futuro mejor y más sostenible para todos.

 

ODS 12 (consumo y producción responsables): el proyecto apoya a las comunidades indígenas de la etnia shiwa en la puesta en marcha de actividades económicas respetuosas con la selva amazónica.

 

ODS 13 (medidas para combatir el cambio climático): la regeneración natural de la Amazonia permite el desarrollo o la preservación de sumideros de carbono y el secuestro de CO2, ayudando a mitigar el cambio climático a escala local y global.

 

ODS 25 (vida terrestre): la mejora de las especies animales y vegetales endémicas de la Amazonia favorece el desarrollo de la biodiversidad, así como el aumento de la fauna del suelo (biodiversidad del suelo) y de los microorganismos del suelo (bacterias, hongos, etc.).

 

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